sábado, 21 de noviembre de 2009

Catarsis I (o mejor no las cuento...)

Hay días en los cuales la soledad da alas. Alas para pensar, para fantasear, para disfrutar la soledad. Otros días la soledad es como una pesada cadena que cuelga de mi cuello, un algo que me tira abajo y que hace que todo lo que piense sea feo, que todas las fantasias terminen en pesadillas.

Digamos que hoy no es uno de los días bueno, si bien no es tan malo como ha sido otras veces, pero la verdad es que los fines de semana, la salida de la rutina de la semana, hace que la soledad se muestre a carne viva. Y a veces no importa que tenga actividades, que este con gente que quiero, se genera una realimentación positiva y la soledad que pesa pide más soledad, un sentimiento casi masoquista.

Y acá estoy, dándole pelea al sentimiento, porque la verdad es que ya me cansé de llorar sola.

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